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Retrato de una crisis global: el cambio climático

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Publicado el 03 de Mayo 2022

Retrato de una crisis global: el cambio climático

Retrato de una crisis global: el cambio climático

A menos que todos los gobiernos cambien sus políticas energéticas, el planeta será inhabitable, advierte el titular de la ONU, acusando a algunos líderes gubernamentales y empresariales de mentir en cuanto a sus compromisos de reducir su uso de combustibles fósiles y optar por energías limpias. Un nuevo informe revela que entre 2010 y 2019 se produjeron más emisiones de carbono que nunca, pero insiste en que aún se pueden reducir a la mitad para 2030.

Los glaciares se derriten a un ritmo nunca visto anteriormente, el nivel del mar aumenta debido al deshielo, las selvas se secan y la fauna y la flora luchan para sobrevivir en un escenario de cambios vertiginosos y complejos que a menudo impactan gravemente en la biodiversidad. Un aumento general de las temperaturas, fenómenos meteorológicos extremos, olas de calor e inundaciones, falta de cosechas, migrantes climáticos y un largo etcétera de consecuencias que ponen al cambio climático en primera línea de la agenda global por sus efectos a nivel mundial. La evidencia científica declara que la actividad industrial humana ha causado la mayor parte del calentamiento global del siglo pasado mediante la emisión de gases de efecto invernadero, que retienen el calor y cuyos niveles son cada vez más altos.

De hecho, por primera vez desde que se tienen registros, las conclusiones de un reciente estudio publicado el pasado marzo han puesto en jaque las estimaciones de evolución climática al revelar que la capacidad de la selva más grande del mundo de absorber carbono de la atmósfera se ha reducido hasta tal punto que ya podría estar liberando más carbono del que almacena. Pero, ¿qué es exactamente el calentamiento global y cómo impacta en nuestro planeta y nuestro día a día? Hacemos un recorrido por la ciencia para explicar todas las aristas de este fenómeno que ya impregna a todos los niveles nuestro día a día.            

A las consecuencias que generan estos gases lo llamamos calentamiento global, pero este fenómeno en realidad está provocando una serie de cambios en los patrones meteorológicos de la Tierra a largo plazo que varían según el lugar. Conforme la Tierra gira cada día, este nuevo calor gira a su vez, recogiendo la humedad de los océanos, aumentando aquí y asentándose allá, y cambiando en definitiva el ritmo del clima al que todos los seres vivos nos hemos acostumbrado. ¿Qué soluciones hay sobre la mesa para ralentizar este calentamiento? ¿Cómo vamos a sobrellevar los cambios que ya hemos puesto en marcha? Mientras intentamos entenderlo, la faz de la Tierra tal y como la conocemos, sus costas, bosques y montañas nevadas están en vilo.

El efecto invernadero

El “efecto invernadero” es el calentamiento que se produce cuando ciertos gases de la atmósfera de la Tierra retienen el calor. Estos gases dejan pasar la luz pero mantienen el calor como las paredes de cristal de un invernadero.

En primer lugar, la luz solar brilla en la superficie terrestre, donde es absorbida y, a continuación, vuelve a la atmósfera en forma de calor. En la atmósfera, los gases de invernadero retienen parte de este calor y el resto se escapa al espacio. Cuantos más gases de invernadero, más calor es retenido.

Los científicos conocen el efecto invernadero desde 1824, cuando Joseph Fourier calculó que la Tierra sería más fría si no hubiera atmósfera. Este efecto invernadero es lo que hace que el clima en la Tierra sea apto para la vida. Sin él, la superficie de la Tierra sería unos 60 grados Fahrenheit más fría. En 1895, el químico suizo Svante Arrhenius descubrió que los humanos podrían aumentar el efecto invernadero produciendo dióxido de carbono, un gas de invernadero. Inició 100 años de investigación climática que nos ha proporcionado una sofisticada comprensión del calentamiento global.

Los niveles de gases de efecto invernadero (GEI) han aumentado y descendido durante la historia de la Tierra pero han sido bastante constantes durante los últimos miles de años. Las temperaturas medias globales se han mantenido bastante constantes también durante este periodo de tiempo hasta hace poco. A través de la combustión de combustibles fósiles y otras emisiones de GEI, los humanos están aumentando el efecto invernadero y calentando la Tierra.

Los científicos a menudo utilizan el término cambio climático en lugar de calentamiento global. Esto es porque, dado que la temperatura media de la Tierra aumenta, los vientos y las corrientes oceánicas mueven el calor alrededor del globo de modo que pueden enfriar algunas zonas, calentar otras y cambiar la cantidad de lluvia y de nieve que cae. Como resultado, el clima cambia de manera diferente en diferentes áreas.

¿No son naturales los cambios de temperatura?

La temperatura media global y las concentraciones de dióxido de carbono (uno de los principales gases de invernadero) han fluctuado en un ciclo de cientos de miles de años conforme ha ido variando la posición de la Tierra respecto del sol. Como resultado, se han producido las diferentes edades de hielo.             

Sin embargo, durante miles de años, las emisiones de GEI a la atmósfera se han compensado por los GEI que se absorben de forma natural. Por lo tanto, las concentraciones de GEI y la temperatura han sido bastante estables. Esta estabilidad ha permitido que la civilización humana se haya desarrollado en un clima consistente.

En ocasiones, otros factores tienen una influencia breve sobre la temperatura global. Las erupciones volcánicas, por ejemplo, emiten partículas que enfrían temporalmente la superficie de la Tierra. No obstante, éstas no tienen un efecto que dure más de unos cuantos años. Otros ciclos, como El Niño, también se producen de manera breve y en ciclos predecibles.

Ahora los humanos han aumentado la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera más de un tercio desde la revolución industrial. Estos cambios tan significativos se han producido históricamente en el trascurso de miles de años pero ahora se producen en tan solo unas décadas.

¿Por qué es preocupante?

El rápido aumento de los gases de invernadero es un problema porque está cambiando el clima tan rápido que algunos seres vivos no pueden adaptarse. Igualmente, un clima nuevo y más impredecible impone desafíos únicos para todo tipo de vida y del que los científicos ya han derivado diversos puntos de no retorno en el planeta.                            

Históricamente, el clima de la Tierra ha oscilado entre temperaturas como las que tenemos en la actualidad y temperaturas tan frías que grandes capas de hielo cubrían la mayor parte de Norteamérica y Europa. La diferencia entre las temperaturas globales medias y durante las edades de hielo tan solo es de 9 grados Fahrenheit y estas oscilaciones se produjeron lentamente, durante el trascurso de cientos de miles de años.

En la actualidad, con las concentraciones de gases de invernadero aumentando, las capas de hielo que permanecen en la Tierra (como Groenlandia y la Antártida) también comienzan a derretirse. Esta agua sobrante podría hacer que aumente considerablemente el nivel del mar.

Conforme sube el mercurio, el clima puede cambiar de forma inesperada. Además del aumento del nivel del mar, las condiciones meteorológicas pueden pasar a ser más extremas. Esto implica tormentas mayores y más intensas, más lluvia seguida de sequías más prolongadas e intensas (un desafío para los cultivos), cambios en los ámbitos en los que pueden vivir los animales y pérdida del suministro de agua que históricamente provenía de los glaciares. La mayor parte del calentamiento global se ha dado en las últimas cuatro décadas, coincidiendo con el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero por parte del hombre, según ha señalado la NASA.                  

El Secretario General de las Naciones Unidas conminó este lunes a los líderes a tomar medidas urgentes con el objetivo limitar el calentamiento de la Tierra a 1,5° centígrados para fin de siglo con respecto a los niveles preindustriales y alertó de la desgracia que el fenómeno acarreará si no se actúa con celeridad.

António Guterres reaccionó enérgicamente tras la publicación del más reciente informe del Panel Intergurbernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que indica que las emisiones de carbono del periodo 2010-2019 fueron las más altas registradas en la historia y que todos los sectores económicos llevan su parte de responsabilidad.

El mundo va por la vía más rápida hace el desastre, dijo Guterres, haciendo eco del llamado de los científicos a actuar ahora o nunca para frenar el alza de las temperaturas.

Hablar de la extinción de millones de especies de plantas y animales “no es ficción ni exageración Es lo que la ciencia nos dice que resultará de nuestras políticas energéticas actuales”, señaló.

Los líderes mienten

“Estamos en camino hacia un calentamiento global de más del doble del límite de 1,5°C acordado en París en 2015. Algunos líderes gubernamentales y empresariales dicen una cosa, pero hacen otra. En pocas palabras, mienten. Y los resultados serán catastróficos. Esta es una emergencia climática”, enfatizó.

El Secretario General afirmó que, a menos que los gobiernos de todo el mundo reevalúen sus políticas energéticas, el mundo será inhabitable.

“Los científicos del clima advierten que ya estamos peligrosamente cerca de puntos de inflexión que podrían conducir a impactos climáticos en cascada e irreversibles. Pero los gobiernos y corporaciones que producen más emisiones no sólo se están haciendo la vista gorda; están echando leña al fuego”, añadió.

Guterres sostuvo que esos esos gobiernos y empresas están asfixiando al planeta al responder a intereses creados e inversiones en combustibles fósiles, pese a que las soluciones renovables pueden ser menos costosas y crear empleos, seguridad energética y una mayor estabilidad de precios.                                   

 Todos los países deben reducir el uso de combustibles fósiles

El estudio del IPCC reitera que todos los países deben reducir sustancialmente el uso de combustibles fósiles, ampliar el acceso a la electricidad, mejorar la eficiencia energética y aumentar el uso de combustibles alternativos, como el hidrógeno.

La publicación atribuye gran parte del problema a las ciudades y considera muy preocupante que las reducciones de emisiones recuperadas en la última década hayan sido menores que los aumentos de emisiones, debido al aumento de los niveles de actividad global en la industria, el suministro de energía, el transporte, la agricultura y la construcción.

Todavía puede haber remedio

No obstante el panorama lúgubre, los autores del informe insistieron en que todavía se puede reducir las emisiones de carbón a la mitad para 2030, por lo que instaron a los gobiernos a reforzar inmediatamente las acciones en ese sentido.

Por otra parte, acogió con beneplácito la disminución significativa del costo de las fuentes de energía renovable desde 2010, que ha bajado hasta un 85% en los casos de la energía solar y eólica, así como de las baterías.

El presidente del IPCC aseveró que el mundo se halla frente a una encrucijada y que las decisiones que se tomen ahora marcarán el carácter habitable del planeta.

Hoesung Lee mostró optimismo frente a la acción climática que siguen algunos países y citó políticas, regulaciones e instrumentos de mercado que han mostrado ser efectivos.

“Si estos se amplían y se aplican de manera más equitativa, pueden respaldar reducciones profundas de emisiones y estimular la innovación”, apuntó.                  

“Ahora o nunca”

De acuerdo con los científicos, las temperaturas globales se estabilizarán cuando las emisiones de dióxido de carbono alcancen el cero neto, es decir, cuando no haya emisiones netas de dióxido de carbono a nivel mundial. Y esto tendría que ocurrir a principios de la década de 2050 para no permitir que el aumento de la temperatura supere el 1,5°C; o bien llegar a la marca del cero neto a principios de la década de 2070 para que el incremento global no pase de 2°C.

“Es ahora o nunca. (…) Sin reducciones inmediatas y profundas de las emisiones en todos los sectores, será imposible”, puntualizó el IPCC.

Entre las soluciones sostenibles y de reducción de emisiones que pueden adoptar los gobiernos, el IPCC resaltó la necesidad de replantearse cómo funcionan las ciudades y otras áreas urbanas, haciéndolas más compactas y transitables, electrificando el transporte con fuentes de bajas emisiones y con una mayor absorción y almacenamiento de carbono utilizando la naturaleza.


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