Tel: 55 5564 73 10
  • Inicio
  • Noticias
  • Avisos
  • El calentamiento global y la agricultura

El calentamiento global y la agricultura

Afectará la cantidad de alimento disponible para ti
Publicado el 10 de Febrero 2021

El calentamiento global y la agricultura

¿Alguien quiere pensar en la agricultura?

Hasta hace dos años, David Cruz tenía su propia parcela de tierra en Nicaragua donde criaba pollos y reses y cultivaba tomates verdes y chiles. Pero esa forma de vida se vio amenazada antes incluso de que su papel en las protestas lo convirtiera en blanco de persecuciones.

Con el paso de los años, el clima en esta región de Nicaragua se había vuelto cada vez más seco e impredecible. Cuando llovía a menudo era de forma torrencial, dañando los cultivos de David.

Captura de Pantalla 2021 02 10 a las 19.15.02

“Mis cosechas no salieron adelante”, dice. “Y cómo las autoridades me habían declarado enemigo, hicieron imposible que consiguiera ningún préstamo para poder volver a plantar”.

El cambio climático no fue lo único que obligó a David a abandonar su granja y huir a Costa Rica, pero fue un factor importante que impulsó su desplazamiento, al igual que le sucede a cada vez más gente en todo el mundo.

El impacto del calentamiento de nuestro planeta es desigual. Pero las personas vulnerables que viven en algunos de los países más frágiles y afectados por conflictos están experimentando algunos de los efectos más graves, desde el agravamiento de las sequías hasta inundaciones.

Desde Nicaragua hasta Níger, las personas que habitan zonas rurales luchan por sacar adelante las cosechas que antes mantenían a sus familias, o para encontrar pastos para sus animales. La búsqueda de pastos más verdes los expone a nuevos riesgos cuando se dirigen a zonas urbanas, creando incluso conflictos con otros.

Mientras tanto, el cambio climático está afectando a todos los cultivos de café alrededor del mundo. Muchas regiones que hoy producen café desaparecerán en el futuro cercano.

Según los expertos para 2035 habremos llegado al punto de no retorno con un incremento de 2°C en la temperatura global para el año 2100.

Y el punto límite para evitar un aumento de 1,5°C en la temperatura global del planeta hace mucho fue superado. Las medidas de mitigación debían haber sido adoptadas por las naciones del mundo en el año 2010.

Tanto si el calentamiento global es causado por las emisiones de carbono, o si se trata solamente de un ciclo normal en la evolución del planeta, hoy no nos enfrentamos a la posibilidad de mitigarlo sino a la necesidad de adaptarnos a él.

Y eso implica que todas las áreas agrícolas del planeta, en algún momento se verán afectadas y tendrán que cambiar su vocación productiva.

O realizar grandes inversiones en tecnología de riego y control climático para seguir siendo productivas.

MÉXICO NO SE QUEDA ATRÁS

Las recientes inundaciones de Tabasco podrían hacernos reflexionar sobre la regulación del cambio climático en nuestro país. A pesar de que existen ordenanzas jurídicas, hay muchas carencias en cuanto a su implementación, debido a la falta de conciencia popular y de voluntad política ante esta problemática global. 

Tabasco es una entidad de “alta vulnerabilidad” ante los efectos del cambio climático, debido a sus características geográficas, de latitud y relieve, en las cuales, desde tormentas tropicales hasta huracanes, pueden provocar daños humanos, ambientales, materiales y sociales como los que estamos viendo ahora. 

La doctora Ruiz Liévano recuerda en su estudio la inundación de 2007, en la cual dos tercios de Villahermosa estuvieron inundados durante casi 40 días, siendo éste uno de los mayores desastres provocados por fenómenos naturales en la historia del país; también resalta que un año después —pese a implementarse un “Programa hídrico integral”— una nueva contingencia provocó en 2008 que 670 localidades tabasqueñas fueran declaradas zona de desastre y alrededor de 200 mil personas sufrieran pérdidas materiales y económicas. El cambio climático genera además un nuevo tipo de desplazamiento forzado de miles de personas, ya que modifica condiciones de vivienda, salud, disponibilidad de agua y alimentación de comunidades, así como también intensifica la disputa por recursos naturales al reducirse éstos a causa del impacto del fenómeno. Tanto en “adaptación” como en “mitigación”, las dos estrategias básicas que se consideran para atender este tipo de crisis, tenemos un serio problema de políticas públicas, sentencia la doctora Ruiz Liévano en su estudio.

HURACANES, SEQUÍAS Y CONFLICTO

En 2019, las condiciones meteorológicas peligrosas provocaron cerca de 24,9 millones de desplazamientos en 140 países de todo el mundo.

La mayoría de desplazamientos relacionados con el cambio climático se producen dentro de las fronteras nacionales. Las personas que huyen de sucesos climatológicos extremos tales como huracanes, ciclones e inundaciones tienden a quedarse lo más cerca que pueden de sus casas y regresar en cuanto las aguas retroceden. En los casos en los que se producen desplazamientos más prolongados y movimientos a través de fronteras internacionales es probable que concurran factores adicionales.

En el llamado “corredor seco” de América Central –una franja de tierras cultivables montañosas cada vez más agostadas que va desde Guatemala hasta el norte de Costa Rica– el primer paso para muchos agricultores de pequeña escala que huyen de la sequía y las devastadoras tormentas es trasladarse a una ciudad cercana. Pero las ciudades de la región pueden ser lugares inhóspitos para recién llegados procedentes del medio rural. La escasez de empleo y de vivienda los fuerza a menudo a vivir en barrios marginales en los que son vulnerables a la violencia y la extorsión de pandillas callejeras, así como a inundaciones cuando se producen tormentas.

Se prevéque los dos huracanes sucesivos que arrasaron la región en noviembre de 2020 seguirán aumentando las dificultades para personas cuya supervivencia ya era precaria, en especial tras la pandemia del coronavirus.

El cambio climático en sí mismo está multiplicando los efectos de otras amenazas que provocan desplazamiento: agrava la pobreza e intensifica la presión sobre recursos y gobernanza de un modo que puede alimentar conflictos y violencia.

DISMINUYE EL DESHIELO, AUMENTA LA INSEGURIDAD

La confluencia de cambio climático e inseguridad también resulta aparente en Afganistán, donde la subida constante de las temperaturas trae consigo cambios en las precipitaciones, los patrones de deshielo y un mayor riesgo de crecidas repentinas.

En 2018 una sequía diezmó los medios de vida de decenas de miles de hogares en la zona rural del noroeste del país.

Ghulam Sakhi, de 45 años, vivía junto a los 10 miembros de su familia en la zona montañosa de la provincia de Ghor, donde dependían de las lluvias y las nieves del invierno para llenar su pozo, trabajar la tierra y cultivar pastos para sus animales. Cuando hace tres años las lluvias y las nieves no llegaron “lo perdimos todo”, dice.

Mientras tanto, la inseguridad en su región de origen es cada vez mayor, lo cual reduce sus perspectivas de regresar.

“Cuando vivía allí la seguridad no era buena; había sequía y estaban los talibán. Pero ahora hay más talibán y tienen mejores armas”, dice Ghulam.

URGEN ACCIONES RÁPIDAS

Las personas no alcanzan necesariamente la seguridad al huir de sus hogares, ni siquiera cuando cruzan la frontera, con independencia de que escapen de los efectos del cambio climático o de otros factores.

En Afganistán la familia de Ghulam vive en un asentamiento que se anega en invierno, de modo que su refugio se viene abajo. Este invierno será especialmente duro, puesto que la pandemia de COVID-19 ha privado a la familia del pequeño ingreso que recibían sus hijos mayores como trabajadores ocasionales.

La organización pretende también mejorar la resiliencia de las personas desplazadas ante los riesgos climáticos y otros riesgos ambientales, entre otros asegurando que los asentamientos de refugiados se ubiquen en emplazamientos seguros y sostenibles y mitigando la degradación ambiental con labores de reforestación y otros esfuerzos.

Andrew Harper, asesor especial de ACNUR sobre acción climática, dijo que si bien la pandemia de COVID-19 añade una capa más de vulnerabilidad a personas que ya vivían bajo los efectos del cambio climático, la inseguridad y el desplazamiento, la respuesta mundial concertada puede ofrecer algunas lecciones importantes sobre cómo enfrentar estos desafíos emergentes.

“Nos indica que, si queremos mitigar el impacto de un desastre, tenemos que estar preparados para actuar rápido y de manera integral. Si lo ignoramos, enfrentaremos graves consecuencias”.


DICLAB
Distribuidores de Instrumentos para uso Científico y Materiales para Laboratorio, A.C.
Zacatecas 206 Despachos 400, 401 y 402
Colonia Roma, Delegación Cuauhtémoc, C.P. 06700, CDMX
(55) 5564 73 10
(55) 5574 02 79
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.