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Antonio Lazcano y ¿Qué será de la ciencia en México?

Entrevista
Publicado el 14 de Diciembre 2021

Antonio Lazcano y ¿Qué será de la ciencia en México?

Antonio Lazcano y ¿Qué será de la ciencia en México?

1 05 min

El pasado 26 de julio se publicó en la revista Science un interesante artículo firmado por Antonio Lazcano Araujo, con el título “Quo vadis, Mexican science?, lo que traducido al español significa ¿A dónde va la ciencia Mexicana?

Antes de seguir adelante con esta nota, nos parece importante aclarar quién es el autor de este artículo, a través de una brevísima semblanza de su carrera profesional.

Antonio Lazcano Araujo es Licenciado y Doctor en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), profesor titular “C” de tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la misma casa de estudios y miembro del Colegio Nacional. Entre otras múltiples e importantes actividades desarrolladas durante su carrera se enlistan el haber sido profesor residente y científico visitante en Francia, en la Universidad de Orsay París-Sud, en el Instituto Pasteur de París, en las universidades de Alicante, Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Valencia, en la Universidad de La Habana, en Italia en la Universidad de Roma, en Suiza en la ETH Zentrum de Zurich, Rusia y en la Universidad de California en San Diego. Ha pertenecido a varios comités de asesoría de organizaciones científicas como la NASA, donde fue miembro del Instituto de Astrobiología de la NASA, por mencionar solamente algunos datos de su impresionante y extenso currículum.

En el artículo citado, Lazcano Araujo comenta que la semana previa a la publicación, él y sus colegas acudieron al Palacio Nacional en la Ciudad de México, con la misión de presentar una petición firmada por más de 11 000 investigadores en protesta por el desmantelamiento que el actual gobierno federal ha realizado en contra de las instituciones científicas mexicanas. El académico asegura que en las últimas elecciones presidenciales, muchos investigadores dieron su voto de confianza por el actual presidente, atraídos por uno de sus compromisos de campaña, en el que se comprometía a terminar con la corrupción, la violencia, y promovería la ciencia además de la educación.

En el artículo, Lazcano Araujo lamenta que en los hechos, las acciones del ejecutivo hayan deteriorado la situación de la ciencia en México, lo que desde su punto de vista y los 11 000 investigadores firmantes de la petición, es inaceptable y extremadamente riesgoso, ya que combatir la pobreza y la corrupción no se opone a la inversión social y económica en ciencia y tecnología, elementos esenciales, junto con la educación, para el crecimiento de nuestro país.

“En los últimos 50 años, la ciencia mexicana ha crecido hasta convertirse en una gran potencia científica latinoamericana, solo superada por Brasil en términos de publicaciones académicas revisadas por pares. El sistema científico está formado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) y los equipos de investigación asociados con los Institutos Nacionales de Salud de México. También incluye 27 centros de investigación (IPC) financiados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), la única agencia federal que financia la investigación. Los IPC comprenden una red descentralizada de instituciones comprometidas con cuestiones regionales y dedicadas a actividades de educación y divulgación”. Cita tomada del artículo “Quo vadis, Mexican science?” Publicado en la revista Science.

Lazcano comenta que las acciones tomadas por el Presidente López Obrador, comunicadas a través de un memorándum, redujeron entre un 30% y un 50% los montos de financiamiento federal previamente asignados a las instituciones investigativas mexicanas, afectando a todos los centros de investigación apoyados por CONACYT, institución que vio reducido su presupuesto en un 12%. Los salarios de los investigadores fueron recortados, los seguros médicos cancelados y el personal sin contrato permanente despedido sin justificación alguna, lo que ha fomentado un irrespirable ambiente de incertidumbre e inseguridad laboral.

Frente a este panorama, el autor del artículo asegura que las actividades de investigación básica y aplicada en todas las disciplinas, desde física, electrónica y energía hasta ecología, geología y enfermedades, se deteriorarán rápidamente, desechando años de trabajo y cancelando el desarrollo profesional de cientos de investigadores que hoy se encuentran desamparados.

Lazcano se sorprende, al constatar que el desmantelamiento del ámbito científico mexicano se esté utilizando como estandarte político para promover la estabilidad financiera gubernamental y ayuda para los pobres, lo que lejos de ser cierto, y conseguirlo, se verá traducido en amenazas potenciales, como la de una mayor inseguridad alimentaria, fallas en el monitoreo de la actividad sísmica, precaria vigilancia epidemiológica y limitada investigación de la biodiversidad, entre muchas otras áreas afectadas.

“Además, en un movimiento sin precedentes, Elena Álvarez-Buylla, la nueva directora de CONACYT, intentó suprimir los comités de revisión por pares y las juntas asesoras tratando de cambiar la ley de ciencia y tecnología de manera que le diera el control directo de los principales institutos de investigación. Este es un asalto directo a la libertad académica. Las propias opiniones de Álvarez-Buylla contra los cultivos transgénicos son una amenaza para los avances agrícolas sostenibles que México necesita. Su oposición a la “ciencia occidental hegemónica racional” podría extinguir las colaboraciones internacionales, alienar a los inversores en ciencia y tecnología y alimentar una fuga de cerebros de México”. Cita tomada del artículo “Quo vadis, Mexican science?” Publicado en la revista Science.

Lazcano Araujo comenta que la drástica reducción de los presupuestos limita severamente la escolaridad de pregrado, bloquea las mejoras necesarias a las instalaciones y obstaculiza el reclutamiento de investigadores de carrera temprana en el país. “Sin mejorar el sistema educativo, México nunca desarrollará la fuerza laboral altamente calificada necesaria para competir con el resto del mundo”.

En el artículo se asevera que el camino a seguir debe incluir un incremento constante en la proporción del producto interno bruto invertido en ciencia, lo que apoyaría la educación superior y los programas de intercambio, mejoraría la equidad de género y promovería áreas de investigación desatendidas por los países desarrollados. La excelencia científica requiere reforzar el papel de los comités de revisión por pares, las sociedades científicas y las academias en la definición de políticas nacionales que garanticen el crecimiento más allá del período presidencial de 6 años.

“La inclinación del presidente por desacreditar a la comunidad académica está avivando rápidamente una peligrosa atmósfera anti-intelectual. La pregunta de “¿Quo vadis, ciencia mexicana?” Debe ser respondida por todos los ciudadanos de México que quieran rescatar a su país de la descomposición”. Antonio Lazcano Araujo.


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